La vi morir
como se apoya la tarde
sobre el rìo
tan delgada y suave
cayò de espaldas: un hilo en el cielo
y antes desplegaba
sus alas
retorcida casi sin dolor
la levantè despacio
tenìa humo en vez de sangre
y el tacto de una flor
serena, silenciosa
toda muerte
toda alma
puro abismo
casi sin voz
la arrojè al viento ciego
que ya no la querìa
ya no la esperaba
y anocheciò sin ella
su triste ulular