hay que arrojarse desde la apatía
y entregarse al desencanto
perder la paciencia,
ahogar los zapatos
en la angustia ajena
del tiempo
hay que reírse de la locura
y animarse a la muerte
borrar las caídas,
deshacerse, inerte,
en la arena azul
del llanto
hay que alejarse de lo suave
e incomodarse en el eco
unir los cortos silencios
quedarse, inquieto,
en la silueta fragancia
de la espera